El contraste entre el valle y la montaña es el que marca el designio de la gente del Valle y del norte del Cauca, su historia, su cultura, su economía y, por supuesto, su geografía. Esa misma pluralidad caracteriza a la gente: además de la población mestiza mayoritaria, en la región habitan varios pueblos indígenas –nasa, misak, embera, wounaan– y una numerosa población afrodescendiente.
Durante los años cincuenta se consolidó en el Valle y el norte del Cauca un modelo económico dual: en las zonas planas a lo largo del valle geográfico del río Cauca se asentó la agroindustria de la caña de azúcar, mientras que en las laderas de las cordilleras se desarrollaron los cultivos de café y frutas y la agricultura forestal.
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La guerra civil bipartidista
Una oportunidad histórica
Desde la época de la Violencia bipartidista, en la región fue común la actuación de matones, escuadrones de la muerte, bandas e incluso pequeños ejércitos conocidos como Pájaros y usados atacar a los rivales políticos y económicos, desplazar a los pobladores campesinos, afrodescendientes e indígenas y despojarlos de la tierra.
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El problema de las tierras: el origen del conflicto armado en Colombia
La resistencia del campesinado ante la guerra
Entre 1948 y 1957, los Pájaros dejaron una estela de violencia marcada por altas dosis de sevicia: asesinatos, masacres, amenazas, torturas, violaciones sexuales, desapariciones, robo y destrucción de propiedades. Las principales víctimas fueron campesinos liberales, obreros, sindicalistas y militantes comunistas, pero también indígenas que luchaban por tierra y autonomía.
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¿Cómo impactó la violencia bipartidista al Valle del Cauca?
Mientras la economía campesina de las montañas del Valle del Cauca sufría por una nueva crisis del café, la de la zona plana afrontaba la expansión de los monocultivos. La mayoría de los campesinos, antes propietarios y productores asociados a mercados locales, se convirtieron en colonos en las zonas montañosas o en asalariados de las plantaciones comerciales en tierras que otrora fueron suyas
Voces y relatos que complementan la temática.
La Colombia rural de la segunda mitad del siglo XX
La caña desplazó al cacao de los afro
Paradójicamente, al tiempo que la agroindustria expulsaba gente a las montañas y a las ciudades, atraía a miles de personas buscando oportunidades. Debido a las olas migratorias estimuladas por la Violencia bipartidista y la industrialización, ciudades secundarias del sur del Valle como Palmira, Jamundí y Yumbo crecieron rápidamente desde los años cincuenta. De igual forma, Cali se expandió hacia las periferias.
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Resistir lejos de casa
La broca y el desplome de la economía cafetera
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La violencia y las dinámicas del desarrollo económico
El impulso modernizador
Despues de padecer las garras de los Pájaros de La Violencia, los pequeños propietarios de tierra fueron asfixiados por el poder económico de las grandes haciendas agroindustriales. Algunos emigraron; otros se emplearon como cortadores de caña. Ir al capítulo
Ya en los 70, llegaron las siglas de sangre de las guerrillas –Farc, ELN, M-19– y aparecieron los traficantes de cocaína del Norte del Valle, pioneros del negocio en Colombia. La resistencia popular se consolidó con organizaciones como el CRIC. Ir al capítulo
En los 80 y 90, se enseñorearon aún más guerrilleros y narcotraficantes. Mientras las Farc asesinaban indígenas, los mafiosos aprovecharon la quiebra de los pequeños cultivadores para apoderarse de las tierras y habilitarlas para la ganadería. Ir al capítulo
Farc y Cartel de Cali siguieron siendo dos volcanes en erupción. En 2002, las Farc secuestraron a 12 diputados del Valle del Cauca. La captura de los jefes del Cartel originó una sangrienta disputa por su control. Surgió el Bloque Calima de las AUC. Ir al capítulo
ocuparon nuevas bandas ligadas también al narcotráfico. Replegadas por la Seguridad Democrática, las Farc se degradaron más y se dedicaron de lleno a la criminalidad común. Ir al capítulo
El Acuerdo de Paz con las Farc, aunque aplacó la tormenta, no ha traído tampoco la calma completa a la región. Sus disidencias han seguido alimentando los vientos de guerra. Pero los campesinos mantienen la resistencia y avizoran un futuro mejor. Ir al capítulo