Desde finales de la década de los setenta, la decisión de las guerrillas de ampliar los frentes armados, expandir el control territorial y financiar la guerra contra el Estado, hizo que aumentara la presión sobre la población civil, especialmente sobre campesinos colonos, trabajadores y terratenientes para que apoyaran o financiaran sus luchas.
En ese camino realizaron acciones de proselitismo armado y coaccionaron a las comunidades que reclamaban autonomía frente a las acciones e ideales de las insurgencias pues, en últimas, las afinidades políticas terminaron por ser la justificación para que la fuerza pública señalara a la población civil como «auxiliadora de la guerrilla».
Para navegar el mapa interactivo con los datos sobre este fenómeno haga clic aquí