Mi Manuelito, mi vida. Soy yo, Oneida.
Ya estoy acá en Buenaventura, cantándole a esta barriga: “Esta niña quiere comer badea, que se trepe al palo y tumbe la que quiera”.
La casa de mis familiares queda en el barrio La Libertad de Buenaventura y el viaje no fue tan difícil, lo difícil es el camvbio de vivir acá: yo lo extraño mucho, mi negrito, y la niña también, porque yo sé que vamos a tener una niña. Extraño el río, extraño los árboles de nuestra infancia.
Acá llegué y empecé a escuchar a la gente hablando, Manuelito. Acá dicen que hasta estos lados también llegaron los paras: el Bloque Calima. Y no solo acá, también a la Costa Caucana . Mire que hasta supe que el 11 de may, en la veresa de Sabaletas, masacraron a 12 personas. Acá llegó mucha gente desplazada. Gente de campo. Lo mismo pasó en Quibdó y en Tumaco.
También supe que a principios de 2001 los paras entraron a la parte alta del Río Naya. Hicieron una masacre que se llamó La masacre del Naya: el Bloque Calima y otros que se llamaban Farallones mataron a 40 personas. Fue tan horrible que hasta las FARC salieron a defender.
Manolito, así usted dice: “a mí esto me asusta mucho”, pero tenemos que seguir adelante. Yo me voy a cuidar y voy a cuidar a la niña. Usted también cuídese mucho que los paras también andán por allá en Tumaco.
Con todo el amor de este cielo lindo lleno de estrellas,
Oneida.