Campesina, víctima de violencia sexual por parte de las FARC en la Orinoquía, cuenta acerca de su proceso de sanación, y sobre la ayuda a otras mujeres víctimas del territorio:
«Mi tortura siguió porque cuando esos guerrilleros me violaron –fueron seis hombres–, yo dije: “Señor, ¿por qué no me mandó a matar? Que no me hagan más daño”. [...] Dure tres días que no podía moverme. Mi hija también fue víctima de violación por un comandante de la guerrilla y producto de esa violación tengo una nieta. [...] Entonces cuando ya salió la Ley 1448, yo empecé a trabajar sobre eso con el fin de ayudar a otras mujeres que no han podido denunciar''.