Operaciones militares como Cacarica y Génesis, iniciadas de forma conjunta el 27 de febrero de 1997, tuvieron lugar en el Bajo Atrato. La llegada de las ACCU, además del posterior despliegue de las AUC, provocaron desplazamientos masivos, entre 1997 y 2002, en las comunidades afrodescendientes y campesinas de Riosucio, Carmen del Darién y Vigía del Fuerte.
Los desplazamientos forzados y las acciones militares se sumaron al despojo de tierras que se realizó a través de distintas estrategias, desde la venta realizada bajo coerción y a precios irrisorios, hasta la amenaza directa y los trámites notariales que legalizaron de forma fraudulenta la transacción de tierras.