Me llamo Ernesto y usted pronto va a escuchar mi voz.
Por ahora, la escondo porque yo era del Partido Comunista y luego, fui militante de las FARC. Nosotros estábamos en el Partido, estábamos comprometidos con la lucha de los campesinos que llegaron a la zona de Juradó y del norte del Chocó. Y es que el Estado no se veía mucho por acá y nosotros empezamos a ser los que acompañamos a los campesinos. Por eso, empezamos a trabajar con los sindicatos de las empresas bananeras para que la gente se vinculara.
Le cuento que hacia el norte, el Partido y los compañeros estuvimos con la gente que desplazaron del río Cacarica. Eso queda junto a la frontera. Allá están los pueblo Embera y Wounaan. De allá, el INDERENA los sacó y les dijo que ahí iba a quedar el Parque Nacional Los Katíos. Lo que no les dijeron era que ahí planeaban la construcción de canal Atrato-Truandó. Nosotros les dijimos la verdad, con la UNO, porque campesino ayuda a campesino.
Eso hizo que llegara las FARC y que hicieran trabajo con la gente, porque en ese tiempo estaban interesados en hacer bases. Yo los apoyaba porque creía que esa era una buena estrategia para ayudar. Después más gente los apoyó porque vieron cómo los militares los atacaban.
En Acandí, en el 75, amedrentaron a un montón de gente y el batallón Voltígeros andaba con altoparlantes y eso sonaba: “no se vinculen a la UNO, no voten por ellos, porque son guerrilleros”. Y pues ahí nos pusieron etiqueta a todos los que trabajábamos con la gente, nos trataron de guerrilleros. Y ahí mismo empecé a escuchar historias de gente que torturaban o que se llevaban los militares y nunca volvían. Era las FARC o la muerte, y yo elegí las FARC.
De Unguía yo arranqué para Riosucio porque ahí las FARC estaban creciendo. Estar en la frontera era importante y por eso empecé en el Frente 5. Ese Frente se dividió y nacieron el 34 y el 57. El 34 se movió por Chocó, por Urabá y por el occidente medio y suroeste antioqueño.
Mientras eso pasaba, a inicios de los 80, acá fue llegando la marihuana. Y eso pegó porque la gente necesitaba tener algo que comer. Las semillas llegaron a Acandí y los campesinos que mis compañeros y yo habíamos ayudado, los que el INDERENA sacó del Río Cacarica, fueron los que empezaron a cultivarla. Eso se dio porque los mafiosos pensaron esta tierra como un camino para cultivar y llevar droga; no ve que acá estamos cerca de Panamá y del Atlántico. Nosotros nos dimos cuenta de eso, y con las FARC miramos cómo eso podía también ayudarnos.