Un trabajador del negocio cocalero cuenta cómo empezó su relación con el narcotráfico:
«Yo llegué por aquí en el 81 con los patrones, los Daza, unos patrones mafiosos. Vine como trabajador. Ellos cultivaban coca, y yo venía a raspar y entré con unas hermanas, tres de la familia. La finca quedaba aquí para abajo, como nueve horas se echaba uno. Eso quedaba en el bajo Vichada, selva adentro, abajo. Se llamaban Filo de Hambre y Manantial, las dos fincas grandes».