El auspicio del Estado y del Partido Conservador a grupos armados como Los Chulavitas y Los Pájaros, que luego se salieron de control, y la delegación de la seguridad en terceros sentaron las bases para los primeros brotes del paramilitarismo en toda la región.
Campesinos de la región narraron a la Comisión cómo fueron estigmatizados y perseguidos por Los Pájaros por ser parte de la ANUC o por las acciones de recuperación de tierras y ciénagas.
Una víctima le relató a la Comisión que “la comunidad tenía miedo de entrar a la ciénaga, le tenían miedo al señor Luis Jiménez Calume, Remberto Fierro, al señor Alberto Restrepo y, al mismo, Elías Milanés Calume […]. Ellos eran los que ejercían esa represión usando a los Pájaros y usando a la policía y al Ejército: de día entraba la policía y el ejército y de noche los Pájaros. Eran un grupo que nadie conocía, y la comunidad para protegerse, ponía los oídos en el suelo y se escuchaban los cascos de los caballos y ya estaba pendientes que venían los Pájaros”.