"Cuando me vine para Chile no pude traer a mi esposa y a mi hija fue muy duro y ver los zapatos me las recordaba, en especial el día del matrimonio. También verlos me animaba a trabajar duro para poder traerla a ella y a mi hija, yo me deprimí mucho sin ellas, ni siquiera comía [...]. Igual cuando yo los miro, el recuerdo vivo está ahí, el de mis hermanos, amigos, el de la tristeza y la soledad que sentí […]”.