Esa porosa línea entre prácticas criminales y usos políticos de la violencia ha sido una constante en la historia de la guerra en Colombia.
La Comisión de la Verdad, a partir de testimonios y análisis de los hechos y los contextos sociohistóricos, ha podido establecer que personajes como los «bandoleros» se arraigaron en los relatos como sinónimo de asesinos, antisociales y opositores del orden político y económico, por lo que debían ser «abatidos». Fueron liberales, conservadores y comunistas, algunos hicieron parte de las primeras guerrillas y otros pertenecieron a los liberales limpios, que tenían relación directa con los directorios locales del Partido Liberal y con las Fuerzas Armadas. Estas últimas mantuvieron constantes enfrentamientos con las autodefensas comunistas que se habían acogido a la pacificación sin dejar las armas.