Las acciones militares contra Marquetalia, El Pato, Guayabero y Riochiquito han sido consideradas un error histórico cometido por los sectores políticos que azuzaban la guerra; las élites locales que querían resolver por la vía violenta los reclamos de los campesinos por la tierra y sus derechos; y los militares, que, sabiendo que el conflicto de fondo era político y social, optaron por implementar la doctrina contrainsurgente estadounidense para construir un enemigo interno al que se le debía expulsar, despojar de su carácter ciudadano y tratar como criminal desde el orden público.