El crimen contra Gaitán nunca se esclareció completamente. Esa sombra de impunidad que ha rodeado a la violencia política se ha convertido en un rasgo constitutivo del régimen político colombiano, al punto en que la mayor parte de los expedientes de magnicidios en el último siglo perduran más de dos décadas en manos de fiscales y jueces. Respecto al expediente de Gaitán, el sacerdote Germán Guzmán Campos dice que «también lo mataron»*, luego de describir los avatares burocráticos que terminaron en la denegación de verdad y justicia no solo para su familia sino para todo el pueblo colombiano.
*(Guzmán Campos, Fals Borda, y Umaña Luna, La violencia en Colombia, 420)