Entre la década de los 70 y 80 se fortalecen distintos procesos organizativos locales, regionales y nacionales. En el caso del departamento Antioquia, surge desde el pueblo Embera Chamí de Jardín y Andes, quienes adelantan un proceso de recuperación de tierras.
De forma paralela, se ve en Dabeiba y también el pueblo Gunadule. Este proceso continuó hasta la conformación de la Organización Indígena de Antioquia (OIA).
El camino estuvo orientado por la defensa del gobierno propio, la autonomía, se dieron movilizaciones para visibilizar la existencia como pueblos indígenas de Antioquia y para defender los derechos, la vida y el territorio. Estos logros, de la mano de los espacios de interlocución, fueron vistos como una amenaza para los grupos armados quienes los señalaban de gobiernistas, estigmatizándolos de guerrilleros y coartando sus procesos autonómicos, generando hechos violentos individuales y colectivos.
Decidieron como pueblo no callar ante la guerra: generaron Comités de Paz e impulsaron políticas de diálogo para exigir el derecho a la vida y políticas de neutralidad activa. Se opusieron al reclutamiento y a la ocupación de sus territorios para las actividades ilícitas, se conformaron las zonas de refugio para salvar la vida evitando el desplazamiento forzado.
La mano y lucha de la mujer fue fundamental en estos caminos de resistencia y también, recientemente, la Guardia Indígena.