La movilización ciudadana posterior a los resultados del plebiscito y el Nobel de Paz fueron el oxígeno político necesario para que Juan Manuel Santos adelantara la negociación con los voceros del “No”. Santos optó por abrir un diálogo con diversos sectores y se consignaron algunas modificaciones puntuales que no afectaron el espíritu del mismo. Aunque el Gobierno y los representantes del “No” intentaron un acuerdo para salvar el proceso de paz, este no se logró. Para Uribe el Acuerdo de Paz representaba impunidad con las FARC-EP y deshonor para la Fuerzas Militares. Tenía reparos de fondo en todos los puntos.