Mientras se escribe este informe, además de que el ELN se mantiene en varios reductos locales, hay que sumar la presencia de los grupos herederos del paramilitarismo y toda una constelación de grupos rearmados y disidentes de las FARC que han buscado hacerse a diferentes territorios claves para el narcotráfico o para otras economías ilegales. Los grupos armados que surgieron de la matriz fariana están conducidos por mandos medios de esta extinta guerrilla, pero, como los demás grupos, están conformados por nuevos reclutas. Una situación alarmante que advierte sobre el riesgo de gestar una nueva generación de combatientes para la guerra.
Actualmente, los territorios donde se dan conflictos armados son: el sur del Meta y el norte del Caquetá, el sur de Córdoba, el Urabá antioqueño, el Sur de Bolívar y Arauca, el Catatumbo y Cauca y el pacífico nariñense. Según el Comité Internacional de la Cruz Roja, en el periodo posterior al acuerdo de paz hay seis conflictos armados abiertos en el país. El Estado colombiano se enfrenta a los Grupos Armados Organizados, GAO; el Ejército de Liberación Nacional, ELN; el Ejército Popular de Liberación, EPL; las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, AGC y las antiguas estructuras del Bloque Oriental de las Farc. Así como las confrontaciones entre estos grupos.
Vale la pena recordar que poco después de que se firmó el acuerdo de paz, Jesús Santrich, quien había sido negociador en La Habana por las FARC-EP y estaba designado como representante a la Cámara, fue entrampado por agentes de inteligencia colombianos y de la DEA, que quisieron demostrar que tanto él como Iván Márquez seguían vinculados al negocio del narcotráfico. Ambos dirigentes, así como un grupo bastante representativo de mandos medios de esa guerrilla –Romaña y El Paisa, entre otros- desertaron del proceso y conformaron una disidencia denominada Nueva Marquetalia. Esta es una de las muchas disidencias que siguen activas.