Los grupos armados que persistían en las regiones fueron etiquetados en el discurso oficial como «cuadrillas de bandoleros», aunque un informe de la CIA del 7 de enero de 1960 las definió como «una tendencia predominantemente criminal, con un importante potencial de transformación en violencia subversiva» (Rempe, «United States National Security and low-intensity conflict in Colombia»; Rempe, The past as prologue?, 119).