La respuesta a las acciones del Estado contra las drogas fueron las marchas campesinas cocaleras que comenzaron en julio de 1996, duraron más de dos meses, generaron graves enfrentamientos con la Fuerza Pública y terminaron con una negociación entre campesinos y Gobierno. Cuando comenzaron las marchas, esa Colombia negada apareció de repente en el primer plano de la política y de los noticieros de televisión. Desde 1988 no se había producido una protesta social y menos campesina de la magnitud de esta. Al mismo tiempo, las FARC-EP atacaron las bases del Ejército en zonas neurálgicas del sur del país causando fuertes golpes.