"Desde hace cinco años, la Virgen del Carmen nos acompaña. Fue lo primero que empacamos cuando nos tocó salir huyendo, me la dio mi madre hace más de diez años. Al Divino Niño se le partió una manito y se nos perdió [...]. Ahí en la cajita la envolvemos bien y Lucía es la que se encarga de cargarla en un bolsito pequeñito cuando tenemos que salir".