Entre 1959 y 1961 el conflicto rural seguía vivo en Colombia. Volvieron las invasiones de tierra y las disputas con los terratenientes especialmente en las provincias de Tequendama y Sumapaz, en Cundinamarca y Tolima, epicentros del conflicto agrario desde la década de 1920, pero también en otras regiones de la Costa Caribe. Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, en menos de un año la toma de tierras se extendió por Magdalena, Atlántico, Bolívar, Valle del Cauca, Santander, Norte de Santander y Tolima. En ese contexto y ante el temor de una revolución como la cubana se aprobó la Ley 135 de 1961 de Reforma Agraria.