La división de la sociedad entorno al proceso de paz se hizo evidente en las elecciones presidenciales del año 2014. En estas, Santos buscó su reelección y para ello se enfrentó al candidato del uribismo, el exministro Óscar Iván Zuluaga. En la primera vuelta, Zuluaga se impuso con un 29.3% de los votos frente a un 25.7% de Santos. Los resultados de la segunda vuelta mostraron a un país partido por mitades. Santos logró ganar con un 51% de la votación, frente a un 45% de Zuluaga.
Durante las elecciones, la paz fue el tema principal de la contienda y estructuró los discursos de los candidatos. Santos basó su discurso en la oposición guerra/paz. Para el presidente, la contienda electoral definiría si los colombianos querían la guerra, representada por el Centro Democrático, o querían la paz, representada por su gobierno. Por su parte, Zuluaga fundamentó su discurso en la oposición justicia/impunidad. Según el candidato del uribismo, la contienda no era entre la guerra y la paz, sino respecto a qué tipo de paz quería el país. De un lado estaba la paz con impunidad que pregonaba Santos y del otro la paz con sometimiento a la justicia que representaba el uribismo.
En esta coyuntura se produjo un hecho novedoso en la política colombiana. La izquierda, en cabeza del Polo Democrático Alternativo y otros sectores, apoyaron a Santos. Los dos millones de votos que había sacado la candidata Clara López fueron decisivos para que este ganara la Presidencia. En la práctica, se conformó una coalición entre un sector de la élite política colombiana y la izquierda. Esta coalición marcó el desenlace del proceso hasta llegar al Acuerdo de Paz y los primeros años de implementación. La división del país era el de la división de la élite. La ruptura entre Uribe y Santos configuró dos bandos que competirán políticamente durante los siguientes 4 años. En su discurso de posesión de 2014, Santos indicó que la paz sería el primer pilar en un nuevo pacto social que proponía a los colombianos.
«Nuestro primer pilar será la paz. Hace 4 años dije que la puerta del diálogo no estaba cerrada con llave. Desde ese mismo momento nos dedicamos de manera paciente y metódica a construir un proceso de paz que fuera serio, digno, realista y eficaz (…) Estamos –entonces– ante un proceso responsable y sólido al que los colombianos dieron su apoyo el pasado 15 de junio. Y hoy les digo: ¡Voy a emplear todas mis energías en cumplir con ese mandato de paz!»