Atendiendo a criterios culturales, étnicos, territoriales y especialmente a las dinámicas del conflicto, resultó una estructura que dividió el país en once macroterritorios:
En ellas se desplegaron los equipos territoriales para emprender la labor de escucha plural.
Fueron lugares pensados como espacios seguros para compartir, escuchar y conversar sobre las consecuencias e impactos del conflicto armado y las vivencias, dolores y preocupaciones de víctimas, responsables y la sociedad.
Mucho más que oficinas, funcionaron a modo de espacios culturales, sociales, políticos y simbólicos de la verdad. Las casas, además, sirvieron como escenario para avanzar hacia mecanismos de convivencia y de superación del conflicto.
Se instalaron 28 Casas de la Verdad que fueron apareciendo progresivamente en los territorios.
Como elemento central para el trabajo de escucha y para el diálogo social, la Comisión decidió dar lugar y reconocimiento a las víctimas del conflicto armado en el exterior.
En esta gran apuesta de escuchar y recoger testimonios no solo dentro de los límites nacionales sino también en el exterior la Comisión hizo presencia en 23 países a través de 24 nodos conformados por personas voluntarias que apoyaron la escucha plural.
El enfoque territorial fue una metodología transversal de la Comisión para reconstruir la verdad del conflicto mediante un despliegue que permitiera trabajar con actores locales, realizar alianzas con organizaciones de base y adelantar ejercicios de escucha a lo largo de todo el país.
El enfoque territorial fue una metodología transversal de la Comisión para reconstruir la verdad del conflicto mediante un despliegue que permitiera trabajar con actores locales, realizar alianzas con organizaciones de base y adelantar ejercicios de escucha a lo largo de todo el país