Poco más de un mes después de la posesión de Santos como presidente, las Fuerzas Militares y la Policía llevaron a cabo la Operación Sodoma en la que resultó abatido el comandante del Bloque Oriental, Jorge Briceño o Mono Jojoy, junto a 20 guerrilleros más. Con esta operación caía el hombre que en la práctica tenía mayor influencia y poder dentro de las FARC-EP, considerado por gran parte de la sociedad como el guerrero más obstinado de ese grupo. Tras este golpe militar, el presidente Santos insistió que Colombia podía ser un país sin guerrilla y que había que demostrarlo «por la razón o por la fuerza».