El 4 de julio de 1991, cuando se promulgó la nueva Constitución, los Extraditables anunciaron que su organización dejaba de existir. Eso, sin embargo, no significó el fin del narcotráfico ni de la violencia criminal de los capos.
La Constitución de 1991 creó instrumentos e instituciones para proteger mejor los derechos de los colombianos, reconociendo especialmente los de las minorías étnicas. Esto representó un marco institucional clave para el equilibrio de poderes y para la garantía de los derechos de los ciudadanos. También marcó un hito al hacer converger a la mayoría de fuerzas políticas en torno a una apuesta común materializada en una nueva carta magna para el país.
La nueva Constitución significó un salto cualitativo de la democracia en Colombia y, a su vez, marca una serie de asuntos en materia política y social aún por resolver.