Testimonios recogidos en comunidades por la Comisión de la Verdad permiten afirmar que Jorge Eliécer Gaitán y su movimiento encarnaron el sentimiento de agravio y esperanza de sectores campesinos, obreros y pequeños propietarios, y que la persecución que sufrieron fue implacable en varios de los municipios del centro del país.
La Comisión de la Verdad pudo establecer que entre 1945 y 1947 por lo menos 78 personas de filiación liberal gaitanista fueron asesinadas. Gran parte de estos crímenes ocurrieron en Boyacá, donde se estableció la policía Chulavita, (un cuerpo armado que se creó para contrarrestar y perseguir a los opositores al gobierno conservador) dado que fue justamente la Policía el instrumento para ejercer violencia por parte del gobierno conservador de Ospina.
Así quedó registrada una denuncia en los archivos del movimiento gaitanista: «Tunja. El día 22 de diciembre un sargento de la Policía encabezando una patrulla de agentes, todos en estado de embriaguez, como a las cuatro y media o cinco de la tarde, se pasearon por las calles más céntricas gritando la siguiente copla: ¡Qué vivan los chulavitas!/ ¡Que vivan los de Guican!/ Abajo los hijueputas/ del Partido Liberal» (Módulo de Catalogación Colaborativa 1875122-FS-154, «Archivo Gaitán, caja 10, carpeta 139, imagen 6»).