La hegemonía conservadora llegó a su fin en 1930. Los liberales ganaron las elecciones, en parte por el desprestigio que le dio la masacre de las bananeras al Partido Conservador, en parte porque se vivía una crisis fruto del excesivo endeudamiento y la recesión económica mundial de 1929, y definitivamente porque los conservadores llegaron divididos a las urnas. A la par fueron los liberales quienes recogieron el descontento social y ampliaron su base electoral en los años siguientes. Cancelado el camino de la revolución, se abría la ruta de la reforma institucional para mitigar la sed de justicia social y democracia y canalizar el conflicto de clases que emergió en el país. Aún no asomaba la guerra en el horizonte.
Masacre de las Bananeras