La Corona española esclavizó y sometió a nuestros pueblos indígenas bajo la figura de la Mita, obligándolos a trabajar en las minas, las haciendas, la construcción de caminos y para integrarlos a las filas del ejército. Paralelo a esto, la corona impulsó a través de las Leyes de Burgos, el establecimiento de colonias a partir de una figura feudal denominada encomienda, que consistió en la imposición de pagos de rentas a las poblaciones indígenas para vivir y trabajar en las tierras.
En estos lugares se construyeron templos para la evangelización, y para ello fue necesario que todo encomendero contara con un clérigo o doctrinero que se encargaba de impartir a los indígenas la fe cristiana y el castellano. En este periodo se nos comenzó a nombrar como “indios”, una palabra con una carga peyorativa y estigmatizante que aún persiste en la sociedad actual.