Entre 1991 y 1993 se reconfiguró el tablero de la guerra colombiana. Para finales del gobierno de Cesar Gaviria la paz completa que buscaba la Constituyente se había hundido -no se logró la paz con las FARC-EP ni con el ELN- y, por el contrario, todos los actores estaban dispuestos a mantener y profundizar la violencia. Contrario a lo previsto por Cesar Gaviria al comienzo de su gobierno, el paramilitarismo se remozó y se hizo más fuerte.
Dos hechos fueron determinantes para que el paramilitarismo se fortaleciera en los años 90: primero, que el Estado colombiano y las agencias de Estados Unidos sellaron una alianza para matar a Pablo Escobar con los Pepes; y segundo, que Gaviria dejó listo el decreto que revivía las autodefensas, las cuales el gobierno siguiente desarrollaría bajo las figuras de las Convivir. Como desenlace de esto se dio la extensión del proyecto paramilitar y la incorporación de algunos sectores económicos a él.