La pacificación consistía en que ambos partidos debían alternarse la Presidencia y repartirse de manera paritaria los puestos legislativos y judiciales durante 12 años (luego el Congreso lo aumentaría a 16). Tiempo suficiente para extinguir las pasiones y curar las heridas «que la lucha por el poder y el predominio de la gente violenta dentro de nuestros partidos causaron a la generación actual».