Para mediados de los años noventa la guerra estaba en un proceso de agudización sin precedentes. La Red de Iniciativas por la Paz, un movimiento pacifista de tendencia de centroizquierda, se encontraba en sus consignas con País Libre, la organización de mayor liderazgo en la lucha contra el secuestro. En un diálogo sin precedentes, ambos movimientos iniciaron el llamado Mandato Ciudadano por la Paz, cuyo primer capítulo fue el voto de los niños por la paz y su epílogo el Mandato Ciudadano que en octubre de 1997 fue votado por diez millones de personas, en el gesto más importante de opinión pública a favor de la negociación política.
Esta fue una papeleta que se adicionó en las urnas dispuestas para las elecciones locales y mostraba el clima de opinión favorable a las negociaciones de paz. Ernesto Samper creó el Consejo Nacional de Paz como una instancia estatal con alta participación de sectores de la sociedad, para que sirviera como máximo organismo consultivo para este tema. Esta figura estaba consignada en la Ley 418 de 1997 de orden público, que ponía las reglas del juego para las acciones en búsqueda de la paz.