El personaje que mejor encarna esa continuidad es Pedro Antonio Marín, quien a lo largo de su vida se conoció como Manuel Marulanda Vélez y fue por más de medio siglo el comandante de las FARC-EP. Marín era un joven comerciante de queso y madera cuando fue testigo de una brutal masacre ocurrida en octubre de 1949 en Ceilán, Valle, pueblo de mayoría liberal. Allí los Pájaros conservadores asesinaron a cerca de 150 personas y quemaron sus casas. Este fue, según su testimonio a diversos historiadores, el motivo de su vinculación a las guerrillas liberales.
El encuentro en El Davis dejó entrever dos tipos de grupos que llegaron a ser antagónicos en la segunda ola de La Violencia: los Limpios y los Comunes. Los Limpios eran liberales leales a las directivas del Partido, mientras los comunes eran aquellos que habían transitado hacia la militancia comunista.
Algunas de las contradicciones entre ambas colectividades tenían que ver con la convivencia: mientras los Limpios rechazaban la vida comunitaria, los comunistas la tenían organizada. Otra diferencia de fondo era el uso de la violencia: mientras los Limpios emplearon métodos similares a los chulavitas y salían a perseguir conservadores, los comunistas estaban más interesados en defenderse de las fuerzas oficiales y no involucrarse en peleas diferentes a la lucha de clases. Había, además, controversias en torno al uso de la propiedad de la tierra.
En la práctica el directorio del Partido Liberal en Bogotá alentaba a estas guerrillas comunistas, pero no abiertamente, mientras el PCC se encargó de su conducción.
Las disputas entre Limpios y Comunes no eran solo venganzas personales, robo de ganado, cosechas cafeteras y/o colaboración o enfrentamiento con las Fuerzas Militares. Las bases sociales de los dos grupos eran distintas. Los Limpios eran aparceros, arrendatarios y jornaleros de las haciendas de los gamonales regionales liberales, a quienes servían incluso con armas. Mientras las filas de las autodefensas comunistas se componían de jóvenes sin tierra, cuya disputa estaba exactamente con esos gamonales, muchos de los cuales eran comerciantes que dominaban la compra del café, sobre la que se cometían todo tipo de abusos.