Desde 1998 la zona de despeje fue un punto central de controversia: gravitaba el interrogante de si era un espacio para la paz o para fortalecer las capacidades de la guerra. Cuando comenzaron los diálogos se retiró la presencia judicial y militar. Las instituciones estatales desaparecieron. Desde entonces, las FARC-EP se expandieron hacia otras regiones del país, siendo el movimiento más importante el paso desde la cordillera central hacia la occidental.