En 1954 el Batallón Colombia regresó al país después de la Guerra de Corea, la cual marcó profundamente a los militares colombianos no solo porque modernizó sus concepciones tácticas y estratégicas, contribuyó a su profesionalización y, por tanto, a su distanciamiento de la política, al tiempo que los inscribió en la doctrina anticomunista.
Para finales de 1953 se creó el Servicio de Inteligencia Colombiano (SIC), cuyo foco era el espionaje anticomunista y las campañas de propaganda negra. Ecos locales del macartismo que imperaba en Estados Unidos.