El Acuerdo Final, de seis puntos, apunta a resolver el histórico problema agrario, el del narcotráfico, abrir la democracia para que se vean representadas las regiones más afectadas por el conflicto armado, a resolver la impunidad aplicando un modelo de justicia restaurativa con las víctimas en el centro, a garantizar la paz territorial y el desarme y reincorporación política, económica y social de los excombatientes. Tal como dijo el presidente Santos en diversas ocasiones, no se tocaron ni las fuerzas militares ni el modelo de desarrollo.
La paz lograba articular a dos partes enfrentadas durante más de cincuenta años y que ahora reconocían la legitimidad del otro en la confrontación política. El tono reflexivo del evento de firma del Acuerdo en Cartagena llegó a su momento cumbre con el final del discurso pronunciado por Rodrigo Londoño, quien ofreció perdón a las víctimas del conflicto: «En nombre de las FARC-EP, ofrezco sinceramente perdón a todas las víctimas del conflicto, por todo el dolor que hayamos podido ocasionar en esta guerra. Que Dios bendiga a Colombia. Se acabó la guerra. Estamos empezando a construir la paz». Firmado el Acuerdo solo faltaba la refrendación popular.