Este corredor conecta a los departamentos de Cauca y Nariño por las cordilleras Occidental y Central, y comunica los municipios caucanos de Santa Rosa, Bolívar, Piamonte, Florencia, Almaguer, Patía, Mercaderes, Balboa y Argelia, con los municipios nariñenses de La Cruz, San Pablo, Colón, La Unión de Sucre, La Llanada, San Lorenzo, Taminango, Policarpa, Cumbitara, El Rosario, Los Andes y Leiva. Se destaca como el espacio biogeográfico de la cuenca del río Patía y la cordillera de los Andes y también mantiene conexión con la región Amazónica por el lado de la Bota Caucana, que corresponde a los municipios de Santa Rosa y Piamonte y conecta con los departamentos de Caquetá y Putumayo. La región está poblada por alta población campesina, por cuatro consejos comunitarios y siete cabildos indígenas del pueblo Inga mayoritariamente, así como de los pueblos Yanacona y Awá.
Municipios de este corredor eran recorridos por miembros de las Kumpañy de Cúcuta, Girón, Pasto, Sabanalarga, Sahagún, San Pelayo, Tolima y las organizaciones Prorrom y Unión Romaní de Bogotá.
Es un corredor estratégico, pues conecta el Valle del Patía desde el Cauca con la costa Pacífica nariñense, atravesando la vía Panamericana, una de las vías más importantes del país que conecta el interior del país con Ecuador y el sur del continente. La facilidad para el tránsito de armas, precursores químicos y rutas del narcotráfico lo hacen un corredor excepcional para la financiación de la guerra, por lo cual los actores armados se han disputado su control territorial históricamente.
Las FARC-EP llegaron a la región desde finales de los ochenta, pero se consolidaron a finales de los noventa de acuerdo con el Plan Estratégico para la Toma del Poder, establecido durante la Octava Conferencia Nacional Guerrillera en 1993, en el cual querían expandir sus subestructuras, especialmente en zonas estratégicas como esta, que tiene salida al mar y potencial económico. A finales de los 80 también llegó el ELN.
Los propósitos de los actores armados -incluyendo la Fuerza Pública- a partir de la década de los noventa, ya no serán solamente tácticos o estratégicos en términos militares, sino que tienen que ver con la acumulación de capital y la prestación de servicios a cambio de contraprestaciones económicas como el narcotráfico y la minería.
En los años 2000 ingresan los grupos paramilitares del Bloque Calima y Farallones y el Frente Libertadores del Sur del Bloque Central Bolívar, quienes se interesaron en el control territorial, de la población y de los negocios de narcotráfico (cultivo, producción y comercialización). Su llegada marcó la agudización del conflicto hasta el 2005. A partir de ese año surgieron los grupos posdesmovilización de las AUC como Los Rastrojos, Organización Nueva Generación y Águilas Negras, quienes junto al ELN combatieron a las Farc.
Tras la firma del Acuerdo de Paz entre las FARC-EP y el Estado colombiano, han llegado grupos de paramilitares como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, AGC o el Clan del Golfo, así como nuevos frentes del ELN y disidencias de las FARC.