En su libro Gamonales y Campesinos, Gonzalo Sánchez y Donny Marteens, reconocen que los bandoleros tienen un carácter político en la medida en que contaron con apoyo de pobladores, instauraron órdenes sociales y constituyeron alianzas con gamonales a quienes les servían como operadores de violencia. «Al final fueron abandonados a su propia suerte cuando las élites políticas nacionales decidieron unirse en una causa común, en tanto que ya no les eran útiles a sus propósitos» (Ugarriza y Pabón Ayala, Militares y guerrillas, 47-48).