Otra forma de parapolítica se ejerció a través de acuerdos entre los paramilitares y élites políticas regionales tradicionales que ya contaban con trayectoria electoral. El paramilitarismo consolidó el poder de dichas élites a través de la «eliminación» violenta de opositores, asegurando el respaldo electoral de las poblaciones a través de actos intimidatorios.
Las AUC mataron a los competidores políticos de sus aliados, o los amenazaron hasta hacerlos renunciar. En otros casos, sencillamente les prohibieron hacer política en las regiones. Ejemplo de ello es el caso de Eudaldo León Díaz, alcalde de El Roble, Sucre, quien denunció al gobernador Salvador Arana por actos de corrupción en un consejo comunitario presidido por Álvaro Uribe. El 10 de abril de 2003 fue asesinado. Arana fue condenado por la Corte Suprema de Justicia por desaparición forzada agravada, homicidio agravado y coautor de concierto para promover grupos armados al margen de la Ley.
Arana se sometió a la JEP y admitió ante ella y ante la Comisión de la Verdad que participó de acuerdos entre políticos y paramilitares para saquear el sistema de salud y regalías de Sucre y Tolú; así mismo, reconoce su responsabilidad en el asesinato de Díaz. También reconoció que: «(...) fueron los mismos políticos los que comenzaron a buscar a las autodefensas para comenzar a hacer las famosas alianzas esas, que yo llamo alianzas macabras, ¿por qué?, porque así les aseguraban a ellos ganar su curul, pero no vieron que las autodefensas ya estaban mirando otra parte de alianza con los políticos, y era manejar el presupuesto de los municipios, manejar los recursos, porque se dieron cuenta de que ganaban más plata en este lado que en el lado de los ganaderos». (Entrevista 057-PR-02267. Compareciente, político)